En este escenario un batallón reforzado de infantería japonesa ataca la playa donde ha desembarcado un batallón de marines. Los japoneses reciben el apoyo de dos baterías de artilleria de la Marina Imperial (120/10 y 150 mm), emplazadas en dos campos atrincherados en las colinas próximas, y de artillería fuera del mapa (2 x 16). Los americanos reciben el apoyo de dos secciones de vehículos acorazados anfibios LVT-A4 (y de dos secciones de tanques "Sherman" a partir del turno 10), de la poderosa artillería del acorazado "Tennessee" (1 x 70, sólo tres turnos) y de cobertura aérea (una escuadrilla cada turno).

Los americanos se despliegan en hexes de playa o en hexes adyacentes a éstos. Los japoneses empiezan el combate en posiciones en el interior, repartidos a lo largo de todo el campo de batalla. El objetivo de los nipones es ocupar al final al menos un hex de playa.

Los nipones avanzan inmediatamente hacia el enemigo, que responde con un eficaz fuego de oportunidad de los marines, con el bombardeo demoledor del "Tennessee" y con el vuelo rasante de las escuadrillas de "Avengers", "Hellcats" y "Corsairs". Las pérdidas japonesas son grandes, pero a pesar de ello consiguen llegar a la playa y asaltar algunas posiciones enemigas. La potencia de fuego de los marines a corta distancia es devastadora y produce más bajas entre los asaltantes. No obstante, en dos hexes de playa los nipones consiguen hacerse fuertes y resistir los contraataques americanos.

El comandante americano se da cuenta enseguida del peligro, ya que si la batalla acabara así habrían perdido. Por ello da inmediatamente dos órdenes: 1- Reorganizar algunas unidades para desalojar a los japoneses definitivamente de la playa; 2- Hacer avanzar las líneas hacia el interior, para impedir que los nipones lleguen fácilmente hasta la playa.

Los marines vuelven a atacar los focos de resistencia japoneses en la playa, pero éstos se defienden bien y el ataque americano se debilita. Al mismo tiempo, el avance americano hacia el interior se ve enlentecido por la fanática resistencia japonesa y porque los marines no pueden recibir el apoyo de sus blindados, ya que las baterías terrestres de la Marina Imperial impiden su movimiento. La batalla parece haber llegado a un punto muerto.

No obstante, poco a poco los marines reorganizan sus agotadas fuerzas y vuelven a atacar los reductos nipones en la playa. Al mismo tiempo otras unidades consiguen presionar a los japoneses hacia el interior, alejándolos de la costa.

Al final los marines consiguen aniquilar la última resistencia nipona en la playa y, tras violentísima lucha, ocupar uno de los campos atrincherados en las colinas, aniquilando a sus defensores, con lo que eliminan uno de los puntos desde el que podrían los nipones avanzar de nuevo hacia la playa. Tras ello los escasos supervivientes japoneses se dan por vencidos y se retiran hacia el interior.

Costosa victoria americana. Los japoneses han tenido mala suerte con sus tiradas de dados. De no ser así el resultado del combate habría sido dudoso.