En este escenario tres compañías de infantería del regimiento GD, apoyados por ingenieros, varias unidades de tanques (PzII, StugIIIA) y una sección de artillería autopropulsada (Bufla), tienen como misión cruzar el río Mosa y establecer una pequeña cabeza de puente en la ribera sur. Los franceses defienden el sector con una compañía de reservistas apoyados por cuatro secciones de ametralladoras pesadas, una sección de morteros, una batería AT de 25mm y cinco casamatas. Los franceses empiezan el combate desorganizados, ya que previamente han sufrido un bombardeo aéreo de cinco horas.

Los alemanes dividen sus fuerzas en tres grupos y se dirigen con decisión hacia el río para concentrar su fuego sobre las posiciones defensivas enemigas. Ambas riberas del Mosa están cubiertas en casi toda su extensión por edificios. En el sector oeste de la zona francesa, sin embargo, no hay edificios, pero los franceses lo han protegido con un campo atrincherado.

Los franceses se recuperan poco a poco de los efectos del bombardeo aéreo y ofrecen una decidida resistencia. El combate es virulento. La potencia de fuego de los alemanes es muy superior, pero los franceses están bien protegidos y resisten bien el castigo. La táctica alemana es simple: anular o debilitar la resistencia francesa en primera línea, al menos en algunos puntos, y aprovechar los huecos para cubrirlos con proyectiles fumígenos y cruzar el río. Sin embargo, la primera línea francesa resiste casi milograsamente el diluvio de fuego alemán.

Los alemanes comprueban que se les echa el tiempo encima y se ven obligados a enviar a sus ingenieros para facilitar el cruce del río en sectores donde aún hay una consistente resistencia enemiga. Al final el resultado es decepcionante para los germanos. Sólo una sección de infantería consigue cruzar a la ribera sur del Mosa, con lo que los franceses obtienen una victoria mayor, aunque por estrecho margen.